jueves, 25 de noviembre de 2010

Talleristas de mi corazón!!!! este martes vuelvo con todas las pilas, jeje, los re extrañé!!!! aguante aguante aguante el taller!!!!!!!! Besitos!! Gi

miércoles, 3 de noviembre de 2010

En el nombre del olvido

EN EL NOMBRE DEL OLVIDO
A LA MEMORIA DE LOS OLVIDADOS
AUTOR: SANTIAGO GJURATOVICH
Terminó de contar y se dio la vuelta. No había nadie allí. Creyó ver a Mary, detrás de un árbol y la llamó para que saliera. Pero cuando se acercó a buscarla no vio a nadie.
El bosque se extendía hacía el horizonte oscuro y espeso, impenetrable. Ya no recordaba por donde había venido o como volver. Pero ¿acaso los otros podrían haberse alejado tanto en tan poco tiempo? No, seguramente querían que bajara la guardia para picar.
Bueno, no lo iban a conseguir. Se quedaría donde estaba hasta que ellos se cansaran. Tarde o temprano tendrían que aparecer.
Permaneció sentado, esperando, hasta que empezó a oscurecer. Las sombras que hasta ese entonces habían ido creciendo y acercándose, lo cubrieron todo. El bosque habló con miles de siniestras voces inhumanas. Se estaba burlando.
No, seguramente era su imaginación la que le estaba jugando una broma. O quizás solo intentaba entretener, distraer con tontas fantasías para que no se preocupara del real peligro del hambre o la hipotermia. Parecía estar funcionando, porque aunque sentía como si hubiese estado allí una eternidad, no tenía hambre ni sentía frío. Pero no podía sacarse de encima la sensación de que algo lo observaba.
A esta altura era obvio que se habían olvidado. ¿Tan poco importaba para ellos? O tal vez los otros también se habían perdido. Esperaba que no. No le deseaba a nadie semejante soledad.
Se oyó un crujido y pasos en la lejanía. Las sombras callaron. Algo se acercaba velozmente y su presencia era tan fuerte que hasta la misma noche parecía temblar. La sensación de amenaza, de que algo terrible iba a ocurrir, era insoportable.
La figura llegó al claro: Era solo una mujer, elegantemente vestida de negro. Extendió las manos y alguien las tomó, porque sabía que con ella estaría a salvo.
Ahora bien, la historia podría terminar ahí, pero no me gusta dejar las cosas a medias. Les daré esta historia hasta el último capítulo y espero que jamás me la devuelvan. Todo lo que pido es que la cuenten en mi nombre.
A más de cien kilómetros de allí, Mary se despertó de una pesadilla. La conocía bien pues era la misma de siempre. Por eso sabía que no podría volver a dormirse. Lo más frustrante era que nunca lograba ver el rostro del protagonista. Suponiendo que fuera un “él”, ni siquiera estaba segura de ello.
Sabía que era un sueño sobre aquella persona, importante para ella, que se había perdido en el bosque. Y ahora no lograba siquiera recordar su nombre, sin importar cuánto buscara en las profundidades de su memoria. ¿Eso la hacía una mala persona? Estaba segura de que todo se aclararía si tan solo pudiese recordar su nombre.
Así que me acerqué y se lo dije: El nombre que el usaba. Dio resultado.
Él estaba muy feliz desde que había conocido a la dama de negro. Si sentía invencible, como si ya nada pudiese lastimarlo. Con el tiempo, había llegado a perdonar a sus amigos por abandonarlo. Incluso los extrañaba.
Por eso, cuando Mary apareció en el bosque un día, llevando en brazos lo que seguramente sería un regalo a modo de disculpas, corrió a saludarla.
Pero ella lo ignoró y siguió caminando con expresión seria. Casi parecía que no lo hubiese visto. Se veía más alta, seguramente porque hacía mucho que no la veía. A lo mejor no lo había conocido. Quiso explicarle que era él, Augusto, pero ella siguió caminando hasta llegar al árbol en el que él había contado y buscó algo a sus pies. Entonces Augusto recordó lo que él había olvidado y supo el nombre de la dama de negro.
Porque Mary acababa de dejar flores en su tumba.
FIN.
Decidí subir el cuento de la ultima clase. Espero les guste lo suficiente como para dejar algún comentario. Lo subí a este y a mi blog. No me había dado cuenta de lo corto que es hasta que lo pasé a la computadora. Me gustó mucho la consigna esta vez.