jueves, 1 de marzo de 2012

No es extraño que veas sombras.

No es extraño que veas sombras.

Rígida superficie de pies y protección. Espacios sin palpar en abstinencia del tiempo, transcursos sin memoria, dolores sin verdugos. Estalla sin verse desde arriba o al menos inventa desarrollar el estallido. Las figuras eran parte del mundo, quizás, siguen siendo parte, pero extrañas y fugitivas de cómo eran al principio. Los sujetos a su alrededor son extraños, blancos, largos y se difunden asimismo desprendiendo  su fisionomía e intentando ser de otra especie. No veía el espejismo de siempre, en el cual, se encontraba, solo veía un reflejo como si se estuviese contemplando sobre la mancha de un vino blanco reseco sobre la mesa. El viento empezaba a deslizarse, sin dar aviso sobre el metal y telas colgadas en vaivén. Un misterioso animal omitía un sonido despertando a todos del ensueño.
Desde su ojo izquierdo salía un líquido viscoso incomodando su estabilidad anímica. Llevo su mano victimaria frente a él y finalmente termino por recorrer su mejilla, ante tal  explosión imprevista. En la oscuridad no se distinguía su color, se acerco a la luz anaranjada que chocaba sobre su ventana. Descubrió que la ciudad había optado por tomar la capa de la soledad y entristecer las risueñas calles en las etapas diurnas. Se estremeció ante un estimulo que no podía controlar, ante esta reacción involuntaria. Voces enlazadas recorrían por su cabeza, interminables para desembocar en una neurosis. Sería imposible sentirse extraño dentro de su cuerpo, pero si era un sujeto despiadado que no cuidaba de él. Les avisaba a los senderos que le era más cómodo pisar sin andar usurpando replicas. La vitalidad de búsqueda queda inerte, cuando la consciencia se niega. Se esfuma a los altiplanos inhalando aires vírgenes.
No tenia incertidumbre, era el sujeto distraído de la abnegación hacía la vida. Pero los puntos del hombre no huyen, aunque, la consciencia los niegue. Los puntos nos definen, la flexibilidad yace en nuestro interior. Somos vítreos, latencia de fragilidad. Somos complemento de alguien o alguna cosa y somos víctimas cuando nos limitamos. Estaba en el sillón demostrando la imagen que es, pero  que niega. Se esforzaba en atraer la comprensión a su cabeza, la seducía. Ella no estaba. Otra vez había culminado en lo extraño, retomando la fugitivita de su mundo. Vislumbro de pronto a seres deambulando, caminando. Intento llamarlos. Ellos no lo oían. Parecían seres infinitos. Se rio, una y otra vez, expandiendo las risas sobre todo el lugar. Comprendía lo que sucedía, concebía el mundo que nos acompaña. Una existencia de dos mundos alejados, no vistos entre sí.

Bernabé De Vinseci.

lunes, 17 de octubre de 2011

consigna!!

Chicos, acá va la consigna del último encuentro:

  Sos un relator de fútbol de la B. Como todos los sábados estás relatando un partido. Todo marcha bien hasta que de pronto ves aparecer en la cancha un "algo" indefinido. Lo observás y te parece que son dos perros abotonados, pero no, es algo muy, muy raro...
  
  Continuá esta historia teniendo en cuenta que el relator debe contarle a sus oyentes todo lo que ve y oye en el campo de juego.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Advertencia de paz

 Hoy me dirijo a ustedes, si a ustedes, que dicen ser civilizados, si a ustedes, orgullosa raza humana, hoy les hablo. Ustedes que  creen que su especie es la mejor de todas, la única capaz de pensar, imaginar, crear, les informo que están equivocados y por medio de estas palabras me hago conocer. 
  Quiero pedirles que dejen de destruirnos a nosotros, la naturaleza en general, que (disculpen mi vocabulario) nos están haciendo mierda. Amenazando constantemente con extinguirnos.¡¡BASTA!!!!BASTA!!¡¡BASTA!! Me canse de que nos destruyan bajo el pretexto del¡¡¡ PROGRESO!!! Y así hacen desaparecer bosques enteros, contaminan nuestro aire con maquinas inmensas, vomitan sobre nuestras aguas desechos químicos y sin saberlo, o peor aun sabiéndolo, también se destruyen a si mismos. Me estoy yendo por las ramas, quería pedirles que no destruyan a la naturaleza, en general, pero particularmente no destruyan a mi especie. Yo soy una flor, bueno en realidad una linda margarita y durante siglos los tontos enamorados nos han arrancado todos nuestros pétalos preguntándose “¿me quiere?, ¿no me quiere?” y yo me pregunto ¿Qué tenemos que ver nosotras con el amor? No somos ninguna especie de oráculo o adivino, ni nada por el estilo. Si quieren  saber si te quiere o no ¡¡¡pregúntaselo!!! Pero no nos maten. Otra cosa ¿por que los niños y niñas son tan malvados? Haber si alguien me puede explicar por que esas insufribles criaturas nos pisan solo por diversión o por que esas malcriadas niñas nos cortan solo para adornar, un segundo, sus cabezas.  
Nadie nos cuida a nosotros, a toda la naturaleza, en general, nadie nos protege. Hoy quiero hacer las paces en forma pacifica porque no me gusta la guerra. Hoy los perdonamos, pero el perdón no es eterno y si su conducta persiste PREPARENCE PARA LA GUERRA.
Atentamente: la tierna margarita.

sábado, 21 de mayo de 2011

EL OTRO


El Otro

Hay otro hombre dentro de que está enojado conmigo” - sir Thomas browne


Hubo un momento de mi vida en el que me convencí de que no iba a poder volver a escribir algo valioso. Fue mas o menos cuando comencé a ver que todos mis textos empezaban igual, que todos los personajes eran el mismo, y que las palabras que salían de mi lapicera no hacían más que marcar con tinta, una y otra vez, el mismo camino que yo en alguna ocasión recorrí a pie. El resultado final era siempre triste, rara vez bello y nunca significativo. Parecía que escribiendo solo lograba multiplicarme a mi mismo en mil caras distintas que compartían un mismo corazón pero sin dividirse sus penas. Escribir se transformó entonces en una actividad tediosa y agotadora.
Traté de cambiar de estilo y de personajes, pero este se sentía falso, afectado, y ellos huecos e imposibles de sobrellevar. Entendí que todos mis protagonistas pretendían ser otros a partir de una misma estructura, por lo cual sus diferencias apenas si eran superficiales, cuando no inexistentes. Me vi entonces ante la hercúlea tarea de cambiar la estructura, es decir, cambiarme a mi mismo, y creyéndome más parecido a Mary Shelley que al doctor Frankenstein puse manos a la obra para crear al personaje más grande de todos, uno que a partir de una vida y experiencias y emociones inventadas pudiera ponerse en mi lugar y escribir como yo ya no podía.
El punto de partida para este nuevo ser era obvio: mi seudónimo. Tomé ese nombre ridículo y vacío, más un requerimiento de los concursos literarios que una verdadera necesidad, y comencé a llenarlo con las cosas que tenía a mano, con ficciones que diluidas podían pasar por realidades embriagadas. Películas y libros fueron los principales donadores de personalidad y a partir de ellos fui armando: el cinismo de un duro detective noir, la pasión de dos o tres dioses griegos y la obstinada voluntad de hierro de un héroe de acción. Un poco de desfachatez por acá, un poco de saña por allá, cierta extravagancia perdonable y algunos toques más de color literario. Todo esto unido por el deseo de escribir, más una necesidad física que un mero pasatiempo. Una verdadera razón de ser. Cuando el engendro estuvo listo y pude verlo en su totalidad, gravé con fuego la pieza final, el emet en el paladar que le daría vida a mi golem, y lo encadené a este mundo otorgándole un apellido. Ese fue el último movimiento alquímico y al acabar casi pude verlo abrir los ojos y sonreír.
Lo puse a trabajar inmediatamente y sin descanso por días y noches, durante semanas, y al cabo de muy poco tiempo mi heterónimo ya tenía un estilo y un corpus propios, completamente distintos a los que yo había desarrollado hasta ese momento. Sus cuentos eran fantásticos. Historias de aventuras y de terror contadas con una voz que los hacía parecer no solo creíbles, sino incluso posibles. En estos relatos el amor podía existir, y además era siempre correspondido. Sus personajes aparecían ante los ojos del los lectores nítidos, casi corpóreos, humanos en todos sus detalles y capaces tanto de las hazañas más heroicas como de los actos más terribles imaginables. Todo era justificable en su lógica interna.
Por más fabulosos que fueran estos cuentos, más sorprendentes aún eran sus monólogos. En ellos se ponía en evidencia una mente brillante, poseedora de un ingenio incomprensible, incluso para mí. Estos textos alcanzaban profundidades incalculables, donde el hecho más particular y ordinario se encontraba con su perdida raíz universal, y luego de jugar con ella bajo tierra emergía nuevamente, renovado y puro, intachable.
Yo seguí escribiendo, pero cada vez más espaciadamente, hasta que mis lectores habituales, familia y amigos principalmente, se convirtieron sin darse cuenta en seguidores suyos, y yo lentamente dejé que me fundieran entre sus palabras. Simplemente me resigné a aceptar el crédito de mi otro yo, secreto y artificial.
Fue solo cuestión de tiempo para que comenzaran a referirse a mi con su nombre. Totalmente desconocedores de lo que en realidad pasaba pensaron “mismo objeto, distinto representamen” y a mi no me molestó. Ya estaba aprovechándome de su creatividad, por lo que apoderarme de su personalidad me pareció hasta beneficioso. Eso que había creado metódica y detalladamente para gustar a la gente era sin dudas mejor que lo que en suerte me había tocado ser. Era la posibilidad de cambio que había querido toda la vida y la tomé sin reparar en las consecuencias.
De esta manera, mientras mi heterónimo escribía las obras que fascinaban a mi escaso público, yo encarnaba su forma de ser, aplicándola en mi día a día, actuando para ellos y para mi. Esto, indiferentemente de lo que crean, no fue siempre una tarea fácil, siendo mi otro yo como era, diametralmente opuesto a mi mismo. Tuve que esforzarme hasta límites que no conocía y si bien tuvo sus ventajas, cuando llegaba al final del día no podía evitar sentirme lo que era en realidad: un hipócrita y un actor. Y me era imposible negarlo.
Volvieron el tedio y el cansancio. La fascinación que me producían sus obras fue desapareciendo también, a medida que los notaba cada vez más oscuros y amorales. Continuamente se filtraba en ellos una ironía cruel, tóxica, que buscaba ofender al lector y al buen gusto y que, para colmo, me era imposible controlar. Me di cuenta de que esta era una movida intencional, específicamente diseñada para perjudicarme a mí por sobre todo. Para destruir con infamias la imagen de la que me había apropiado. Era una venganza.
Finalmente, cuando llegue a casa un día lo encontré sentado en el living, plácidamente acomodado en mi sillón, tomando cerveza y charlando con un par de mis amigos más cercanos. Todos reían a carcajadas fruto de alguna de sus ácidas bromas y festejaban sus comentarios más mordaces. Nadie parecía verme, parado en el umbral, con las llaves en la mano y la boca abierta. Nadie nunca se percató de que no era yo el que blasfemaba a los gritos en esa habitación. Solo mi heterónimo cada tanto desviaba fugazmente la mirada para clavar sus ojos lleno de odio en mí y ensanchar su sonrisa diabólica.

J.M.F

H:M


Este que acaban, o no, de leer es el cuento que arme a partir de la consigna que llevó Santi al taller el lunes pasado. Se que no se parece mucho a la idea original, pero cuando me puse a pensar con quien me es imposible ponerme de acuerdo (a quien a veces no soporto) la respuesta vino en seguida: Yo mismo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Borrachos en la distancia.

Borrachos en la distancia.

AUTOR: Edú Vardé

Voy a dar mi primer paso dentro del blog del taller. Es el trabajo de la primer consigna del año 2011. Muchas gracias por el espacio. 

Enredados en copas de mala calaña, la charla sigue hasta que se consume la última estrella. Ésta, refractada sobre el espejo noctámbulo, mece en la lejanía sueños que nunca llegaron a ser.
Entre los intersticios caen palabras anécdotas de una tierra lejana, al sur del horizonte, donde alguna vez nacieron, lucharon, murieron y volvieron a renacer estos dos borrachos, exiliados por dolor. En aquellos pagos, una mujer reverdece con vivos colores desde las tinieblas del olvido, otra con peor suerte pierde su status de incomparable, inalcanzable, infinita, intocable para distorsionarse en la puta más puta de todas las que alguna vez pasaron por el filo de su piel, y otra levanta  de su mecedora, con una prolongada pausa como quien quiere volver tangible un pensamiento irreal, dos agujas y un ovillo de hilo rojo que aún siguen esperando lo que nunca va a suceder y sigue añorando. Una lágrima partida desata esquirlas en el último pedazo de guardada tristeza, dentro de los rasgados e incendiados ojos de Pedro, que quieren hablar y no se animan. Alberto lo abraza. Ese instante de silencio les recuerda su único destino, el final.
Antes de abandonar la sala, cargando la misma mochila con la que entraron hace un par de horas, deciden cumplir un pacto, en silencio, sin necesidad de firmar ningún papel extraño. La amistad es así, pura confianza. Dejan la enfermiza pizca de raciocinio que les queda sobre la mesa ratona. Intentan no recordar los momentos grises, los palos al viento y si las tarde de libros y pelotas. Al lado de la razón se enfría el pobre caldo de pescado que día a día se hizo rutina. Junto a él, llora el violado cadáver del tequila barato y la ginebra pedorra, ahí por donde roen las eternas migrañas con nombres y apellidos borrados, y con malestares pisados vuelven a rasguñar crudamente las plantas de sus pies.
Llegan al muelle como pueden, algunas ramas prenden de las botamangas de uno. El otro, a punto de explotar, arrastra un hilado de barro y llanto. En el camino rememoran esa juventud lejana por el parque que ahora los tiene imaginados como pibes a miles de kilómetros, los logros apenas rozados y los sueños por cumplir que poco a poco fueron agonizando hasta perderse en el limbo de la nada (o en el infinito del todo poético). Ahí solo los suspiros entienden de qué están hablando estos locos.
Entre paso, trastabilleo, balbuceo salivoso y paso, los viejos maderos del muelle meten bocados, frases duras y realistas que te sientan de culo con la imposibilidad de refutarle nada. Ellos, viejos ermitaños de costanera, conocen buenas historias de mar, guerra, amores truncos y rebeliones.
De repente, un pie mal puesto, un paso en falso y a rodar. Uno es lanzado con violencia por el borde sur. El agua oscura y fría del Mar Muerto se relame. Prepara, como la madre que abraza a su hijo al borde de la muerte invencible, el sitio del final.
Alberto, con una carcajada histérica se da cuenta de que vuela hacia el agua sin su viejo sombrero de fieltro. Pedro, más borracho que nunca, se mea encima.

lunes, 2 de mayo de 2011

Malena

Hace tanto tiempo que nadie sube nada, que pensé en subir el cuento que surgió de la consigna de hoy, pese a haberlo subido también en mi blog. Me gustó mucho la consigna esta vez.
MALENA
AUTOR: SANTIAGO GJURATOVICH
Hace ya veinte minutos que ese par de idiotas está parado junto al farol.  Vaya uno a saber que están esperando a esta hora y con semejante frío. También ¿Quién me manda a meterme donde no me llaman? Lo que sea que estos dos estén haciendo no es asunto mío.
Me digo a mí misma que es por los cigarrillos. Hace una eternidad que no fumo, o eso me parece, así que ahora fantaseo con la idea de asaltar a esos hombres y robarles los suyos Había salido con la esperanza de que aún quedara algún lugar abierto donde comprar un atado Una lástima porque ya llevaba casi dos semanas sin fumar y pensaba que esta vez sí iba a poder dejar el vicio.
Pero vi a esos dos tipos ahí parados y me paralicé. Observé desde lejos, oculta en la sombra de una calle en la que la mitad de los faroles estaban quemados. Debí haberme traído el abrigo al menos, con tanta nieve. En esta ciudad ha de nevar una vez cada cien años pero cuando comienza sigue sin parar durante horas. Debo ser la única que se queda afuera con un clima como este, aparte de ese par de idiotas, claro está.
No los veo bien, voy a acercarme un poco a ver qué pasa. A esta distancia alcanzo a ver sus rostros, que me hacen pensar en bustos de piedra o de bronce. Más que viejos, los tipos parecen antiguos, como si su edad debiera contarse en siglos en vez de años. El que fumaba sigue fumando, parece siempre el mismo cigarrillo. El otro tararea algo, parece un tango.
Me estremezco al darme cuenta: Conozco esa melodía. Es “Malena”.
“Malena” nunca me gustó. Puede sonar extraño viniendo de una mujer llamada Malena pero ¿Qué quieren? La protagonista de ese tango siempre me había parecido demasiado oscura. La gente no dejaba de compararme con ella. Yo misma no dejaba de compararme con ella cuando me veía crecer cada vez más amargada y distante. Temía convertirme en una mujer como esa, que más que un ser humano parecía una moderna diosa de la desesperación.
  Los hombres sacan instrumentos. Por más que lo intento no logro recordar los nombres, nunca fui buena con la música. Pero en el momento en que empiezan a tocar comprendo que los nombres no importan, solo el sonido. Tan solo importa la música. Empiezo a caminar hacia ellos, guiada por alguna necesidad interna que en estos momentos parece mi única necesidad. El resto del mundo se desdibuja: Solo quedan el farol, tres personas y la música.
A medida que avanzo las calles van reapareciendo y cambiando, se vuelven más viejas y a la vez más nuevas. Es decir que los edificios, los faroles y todo lo demás adquieren un estilo cada vez más antiguo, pero también parecen desgastarse en reversa, como si las cosas se acercaran cada vez más a su principio y el pasado renaciera en este instante.
No eran cigarrillos lo que buscaba, sino un vicio mucho más antiguo que todavía no había adquirido Cuando llego al lugar donde los hombres hacen la música, no veo el escenario en que estoy parada, ni a la gente que me observa alrededor. Simplemente empiezo a cantar, con una voz más oscura que nunca, que habla del dolor de todos los instantes antes de llegar a este momento perfecto.
Y así, cantando “con voz de sombra” Malena se esfumó en el inicio.
FIN.

miércoles, 13 de abril de 2011

¡GENTE LINDA! El próximo lunes 18/04 a las 14hs nos encontramos en la mesita de Utopía para dar inicio al TALLER DE ESCRITURA CREATIVA 2011. Vénganse, LOS ESPERAMOS!!!!!!!!